5 mil dólares – Trata de personas


Un oficial de Gendarmería nos contaba que cada semana pasa un hombre por la frontera. Pero siempre acompañado de dos chicas distintas. El gendarme sospechaba que esas niñas eran esclavas sexuales.

Sin embargo, cada vez que lo paraban al hombre, él presentaba documentos firmados por jueces de distintos lugares que certificaban que era el tío de todas esas chicas diferentes. Entonces el gendarme, nos decía, no podía hacer nada. Él estaba convencido que se trataba de un circuito de trata de personas – cuenta la investigadora Luciana Basso, de la organización Acción Educativa de Santa Fe.

Lo sostiene en el contexto del Segundo Congreso Nacional de Derechos Humanos impulsado por la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos, en la ciudad de Paraná.

Las cifras que comparte con el auditorio caen con el peso de la revelación. No hay lugar para las justificaciones y las múltiples formas que adquiere la hipocresía en el país donde, alguna vez, se creyó que los únicos privilegiados eran los pibes y que contra ellos no se podía hacer nada malo. Ya no existe ese país.

Ahora la Argentina es otra. La formateada por las minorías económicas y sus gerentes políticos. La que asoma con ferocidad en esos números que presenta la educadora popular.

- En la zona de la Triple Frontera, donde se juntan Brasil, Paraguay y Argentina, la trata implica a 4 mil niñas y adolescentes por año. Son ganancias brutales. Por cada niña expuesta a múltiples violaciones, menor de dieciocho años, los proxenetas ganan 2 mil dólares. Y por cada niña virgen se pagan 5 mil dólares – dice Luciana y se le nota la tristeza en el fondo de su mirada, aunque insiste en la denuncia y el compromiso por recuperar a las que pueden sobrevivir.

Alrededor de 500 chiquitas desaparecen por año en el país del crecimiento asiático de su producto bruto, en la sociedad de la asignación universal por hijo, en la tierra donde Belgrano exigía que a los niños hay que cuidarlos hasta la última instancia.

- En algunas localidades de la provincia de Santa Fe se dieron casos donde la inauguración de un prostíbulo de alta gama, por llamarlo de alguna forma, contó con la presencia del intendente de la ciudad y hasta tenía un patrullero policial cuidando los accesos del lupanar – sigue informando la militante.

Agrega que los cálculos estiman que en la Argentina hay alrededor de 60 mil esclavas sexuales y 8 mil prostíbulos.

Y que los que van presos son los regentes, los gerentes, pero la red de trata -que incluye el secuestro, la captación, el ablande y muchas complicidades oficiales- no se desarticula ni se investiga.

Basso explica que hay una geografía de la trata de chicas en la Argentina: el norte del país es la región del reclutamiento; las provincias de centro –Santa Fe y Entre Ríos- sirven de ablande (violaciones permanentes, golpizas salvajes, drogas) y las de la Patagonia terminan convirtiéndose en los lugares de venta y destino a otros países de América.

El cronista que escucha la exposición piensa que el territorio más frágil del país es el cuerpo de las chicas y los chicos, la Argentina en carne viva está en sus pibes. Y que no es casual que en pleno modelo extractivo que explota recursos naturales de forma irracional también desencadene su voracidad contra los primeros bienes humanos, la existencia concreta de los niños.

Hay una lógica atroz en el presente de estas tierras: la explotación de lo natural empieza en el subsuelo y sigue en lo más cercano a la tierra, los cuerpitos de las nenas y los nenes argentinos.

5 mil dólares vale una chiquita virgen. Alguien le pone precio. Alguien lo paga. Vergüenzas que no aparecen en los discursos oficiales. Gritos que pocos escuchan.

Por Carlos Del Frade. Periodista. Agencia de Noticias Pelota de Trapo (APE)

Fuente: CTA Género