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Mario Borinipor Mario Borini

 

GRIETA, PERO CUÁL?: Urgencia de una sensibilidad social indispensable

CRECIMIENTO

Las medidas económicas apuntan ahora al crecimiento, pero en caso de ocurrir ya no será inmediato. Desde el gobierno mismo esperaban hasta el segundo semestre´2016 y fueron retrasando el despegue porque la esperada inversión extranjera directa resultó insignificante. Los dólares ingresados no fueron a la economía real sino a reservas del Tesoro en previsión de mayores turbulencias del mercado con las políticas proteccionistas de Trump. O sea, las inversiones extranjeras en el país fueron hasta ahora especulativas, a cambio de Bonos argentinos. Deuda pública externa, para ser más claros. Que en su crecimiento desplaza a la deuda pública interna con la ANSES (y en alguna medida con PAMI) del período kirchnerista.

El balance positivo de exportaciones sobre importaciones pasó al rojo porque lo superó el gasto turístico en el exterior en base al dólar barato.

POBREZA

A esta altura, no será necesario el informe de la Encuesta de la Deuda Social´2016 por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) para saber que aumentaron la indigencia y la pobreza. El Informe no será mejor que el dado a conocer el 15 de mayo´2016, con por lo menos 350.000 personas más en situación de indigencia en esta gestión de gobierno como consecuencia de inflación y aumento de tarifas que redujeron la capacidad adquisitiva de la población. No es algo nuevo: llegamos a 2,3 millones de indigentes (6% de la población) y a otros 13 millones de personas (34,5%) en situación de pobreza. Se infringió de nuevo una norma ética básica, presente en la teoría ética poco sensible de John Rawls que domina en Occidente: que el ajuste no afecte a los que menos tienen.

Los datos de otras fuentes, como la CTA, son coincidentes.

Según la ONU bastaría con que los países del Norte destinaran 40.000 millones de dólares durante 10 años para acabar con  el hambre, el analfabetismo y las enfermedades del mundo causadas por el hombre. Contrariamente, los gastos militares de la OCDE y  el narcotráfico mueven mucho más que 10 veces esa cifra.

La pobreza extrema en América latina venía aumentando con las administraciones del derroche, luego de la reducción que se había logrado mientras aumentó el precio de los commodities. La pérdida de oportunidades fue notable en Argentina porque durante buena parte de la gestión kirchnerista tuvo un superávit gemelo que no tenía desde la 2ª Guerra (superávit del comercio exterior, por un lado, y de impuestos internos contra gastos, por otro)

Si un acceso igualitario de los más pobres a la riqueza de los más ricos necesita varios planetas, es obvio que las soluciones a la miseria dependen de una redistribución de los recursos.

Entonces, la solución a la pobreza extrema no es un problema económico, sino inicialmente moral, porque los recursos existen.

HAMBRE

Si hablamos de hambre, Argentina es un país escandaloso: no sólo no cumplió con el Objetivo del Milenio de reducirla a la mitad desde 1990 hasta 2015, sino que ni siquiera se investigó la proporción de población hambrienta, en contraste con la producción de alimentos en el país, que alcanzaría para 300 millones de personas.

En la pobreza extrema, los discursos acerca de la corrupción en el pasado, la falta de inversiones extranjeras, la fuga de divisas, el dinero de argentinos en el exterior, no son útiles para el hambre.

BRECHA SOCIAL: ETICA, VIOLENCIA Y POLÍTICA SOCIAL

La propuesta ética de Rawls, dominante en Occidente, obliga a redistribuir la riqueza social, pero sólo en los momentos de crisis. Así y todo, es más humana que la de los gobiernos en Argentina.

La brecha social es una fuente potencial de violencia y deslegitima al gobierno cuando sus medidas no la reducen y aún más si, como ahora, la aumentan, por provisoria que sea.

Por esta ausencia de una política social acorde, el Gobierno se sigue desacreditando masiva, fuerte y rápidamente, no sólo en las clases bajas sino también entre los referentes de otras clases que ven que se inculpa a gobiernos anteriores con innumerables pruebas de corrupción mientras se insiste con fórmulas económicas que no tienen la sensibilidad cotidiana y directa requerida por la urgencia social. Se subordina la distribución al crecimiento. El famoso derrame…

La política social se creó para superar los baches de la economía. Posterga la violencia social cuando amenaza al statu quo. Instala la idea de que la violencia es causada por la pobreza. Desconoce que la historia demostró lo contrario. La pobreza tiene en sus orígenes un hecho de violencia extrema: la apropiación violenta de la riqueza social por parte de unos pocos.

La realidad demostró que la promesa de moderar los desvíos injustos de la economía con la política social es falsa: las políticas sociales se debilitan o desaparecen cuando se profundizan las crisis económicas. Y hasta se toman los fondos redistributivos de la política social para concentrarlos en la estimulación de los grupos que prometen el despegue de la economía.

NECESIDADES NO INFINITAS. RECURSOS NO ESCASOS

El axioma liberal de que las necesidades son infinitas y los recursos son escasos es falso. Las necesidades reales (no las antojadizas) son limitadas. Pero son infinitas las variantes para manejar los recursos que pueden satisfacerlas.

La famosa gobernabilidad está más amenazada por la injusticia social que por la puja en la cúpula política. La brecha social alimenta el potencial de violencia, sin techo. Vale el dicho: Si no lo haces por justicia, que sea al menos por temor.

DECISIONES PENDIENTES

Las alternativas para atenuar inmediatamente la indigencia son múltiples.

Como el empleo informal y la desocupación incluyen a más de la mitad de los argentinos, una política contra la pobreza extrema no será suficiente por vía del empleo ni del salario mínimo ni de los convenios colectivos de trabajo.

Quienes hemos tenido la oportunidad de leer y reflexionar acerca de medidas redistributivas sabemos que los recursos, lejos de ser insuficientes, pueden provenir de numerosas fuentes, muy superiores a los que requeriría erradicar la indigencia:

  • Replanteo progresivo de la política tributaria (aumento de impuestos al patrimonio y a las ganancias, con reducción de impuestos al consumo y al trabajo)
  • Impuestos a la renta y ganancia extraordinaria
  • Limitación de la evasión impositiva
  • Control de la subfacturación de exportaciones
  • Control de la sobrefacturación de importaciones
  • Reorientación progresiva de subsidios sociales, incluyendo entre sus objetivos la generación de trabajo
  • Reducción de la corrupción en las contrataciones del Estado
  • Contribuciones patronales hacia los niveles de 1993
  • Restricción de transferencias directas e indirectas del sector público al privado
  • Participación de los trabajadores en las ganancias empresarias (artículo no reglamentado de la Constitución Nacional)
  • Cumplimiento de la Ley Nacional que obliga a respetar a los aborígenes en la propiedad comunitaria de sus tierras
  • Pauta salarial no menor a la depreciación de la capacidad adquisitiva
  • Producción pública en áreas estratégicas de la soberanía
  • Aprovechamiento de una mayor escala económica en las compras federales y nacionales
  • Aplicación efectiva de la Ley de Defensa de la Competencia y de la limitación de acciones monopólicas
  • Regulación de las inversiones, con reorientación de las especulativas a favor de las productivas
  • Estímulos mayores a las PYMES, con preferencia por Cooperativas y Mutuales
  • Eliminación de intermediaciones gravosas, dolosas u ociosas
  • Establecimiento de una política industrial soberana y eficiente
  • Adecuación de impuestos a la minería
  • Pago de la deuda interna contraída con la ANSES, con la externalidad positiva del consiguiente aumento de la demanda agregada
  • Participación de los trabajadores en la conducción de las instituciones públicas
  • Revisión de las jubilaciones de privilegio y de los sueldos a altos funcionarios
  • Inclusión del Poder Judicial en el régimen tributario, sin canonjías respecto de los demás ciudadanos
  • Pagos de externalidades positivas y negativas por parte de corporaciones privadas y particulares que reciben beneficios extraordinarios en detrimento o en comparación con el bien general

GRIETA

A mi entender, al lado de una de las grietas sociales, como la que existe entre los más pobres y los más ricos, la grieta entre K y anti K es un juego discursivo, una distracción no sólo inútil sino falsa y perjudicial para el horizonte de un cambio social superador, no tanto de la pobreza sino de la desigualdad injusta que la genera junto a otro conjunto de perversiones sociales.

La prueba será muy clara. El día en que la confrontación K-anti K desaparezca,  porque en mi opinión no tiene destino, persistirá la grieta social por desigualdad intolerable. Quedará entonces más a la vista el esencial parecido entre esas antinomias que, si existen, son apenas aparentes.

Claro que el día de una política social redistributiva no será equivalente al the end de una película. Para que esa  política no sea un nuevo señuelo, o algo que se conoce como una concesión del vicio a la virtud, mantendremos nuestra atención para detectar y desmontar, entre otras cosas, nuevos mecanismos apropiatorios de la riqueza social. En los Estados modernos, esas apropiaciones se recreaban mediante componendas público-privadas. Pero, oh maravilla del Estado regulador!, cuando asome una política más redistributiva no nos confiaremos más por el hecho de que sea fruto de una Política Pública. Es que una política pública no siempre es una política social, sino a veces lo contrario. Máxime desde que en Argentina, más notoriamente en este siglo, las componendas para la apropiación de la riqueza social también fueron público-públicas (como el financiamiento del Tesoro con fondos de la ANSES y del PAMI).

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