Ébola y Africa, verdades incómodas


Hablar de la epidemia de ébola nos interpela desde variados campos de la salud internacional y cooperación. Este tipo de crisis epidemiológicas pone al desnudo un conjunto de presupuestos e ideas dominantes que de tanto repetirse hegemónicamente buscan transformarse en verdades establecidas que se instalan e internalizan como principios globales pero silencian las preguntas incómodas.

Ébola en Liberia, Sierra Leona y Guinea-Conakry tuvo una propagación rápida afectando urbanizaciones con millones de personas, su letalidad fue alta por encima del 40%, y las condiciones de vida inequitativas y debilidad estructural de los sistemas locales de salud en África fueron un determinante en si mismo que potenció esto. Desde el primer brote de ébola en 1976 en Nzara (Sudán) y Yambuku (ex Zaire, hoy República Democrática del Congo), se conocen cinco clases del virus del ébola (EVE), de las cuales tres de ellas afectan a África. A partir de ese año existieron brotes de subtipos de ébola en Gabón, RDC (ex Zaire), Côte d’Ivoire, Uganda, Sudán, Sudán del Sur, es decir, localizados siempre en África con un promedio de muertes de menos de 300 por año.  ¿Qué paso para que existiera este salto donde hoy tenemos 26.593 casos confirmados y 11005 muertes acumuladas al 6 de mayo del 2015 según OMS? La impresión es que la salud internacional vinculada a la cooperación Centro-Norte no aprendió de los errores cometidos con la gripe H1N1 y los fenomenales negociados con el Oseltamivir (conocido nombre de marca de «tamiflu»), o la anunciada «epidemia» de gripe Aviar (que nunca lo fue y se usaron millones de dólares), y por otro lado, en el caso de endemias que afectan a países empobrecidos no tuvieron la atención ni la cooperación necesaria (Ej: ébola en África, Cólera en Haití). La lentitud en la respuesta de la OMS desde las primeras alertas en marzo de 2014 quizás tenga algo que ver en esto.
Las respuestas no las encontraremos en actores de la hegemonía del sistema-mundo actual. En estos 14 meses, es imposible identificar un documento de la propia OMS u agencias cooperantes que analice y explique qué paso con el brote de ébola, sus determinaciones socioambientales, la militarización, el rol de la cooperación Centro-Norte. La increíble naturalización de la militarización a través del envío de tropas norteamericanas usadas como agentes para responder a una crisis epidemiológica, resulta tan preocupante como que la producción de la “vacuna” para masificar la inmunización en ningún caso se pregunta por qué los ejércitos de Estados Unidos y Canadá cuentan con ella desde hace diez años. O que la «captación de fondos» para esta vacuna no modificarán en nada las condiciones de vida y las capacidades de los sistemas de salud africanos. Es la colonialidad del poder y del conocimiento lo que aparece como trasfondo no explicitado. El vigente patrón de AOD (Ayuda Oficial al Desarrollo) en sus coordenadas Centro-Norte más que políticas de «desarrollo» hacia los países empobrecidos continúa exportando intereses geopolíticos y del capital como «modelos» de desarrollo y occidentalización monocultural de nuestras sociedades. Esta AOD nunca respondió a las deudas históricas con el continente africano. EE UU y la UE naturalizaron salvar bancos, consumo y empresas, pero les cuesta salvar vidas y pagar deudas sociales históricas. Por otro lado, el «filantrocapitalismo» de las corporaciones y grupos económicos transnacionales con su «filantropía» humanitaria vertical de «salvar vidas», a su vez exporta intereses del capital. La Fundación Bill y Melinda Gates, Fundación Clinton, Fundación Carlos Slim, Berkshire Hathaway, Grupo Bilderbeg, muy asociadas al «ONEGEISMO» salvador.
Otra pregunta incómoda es por qué no se estudiaron las determinaciones (las causas de las causas) socioambientales del ébola. Algunas investigaciones plantean que la deforestación indiscriminada realizada por explotaciones agrícolas y mineras podría haber modificado la armonía entre la selva, los animales y el ser humano. Tenemos desafíos. Fortalecer la institucionalidad, gestión y capacidades de una nueva cooperación internacional Sur-Sur estructurante, horizontal, intercultural y equitativa entre pueblos y Naciones del Sur. Mercosur, Unasur, ALBA, CELAC son las plataformas para repensar la acción humanitaria y la cooperación internacional en nuestra relación Sur-Sur con África. Lo «nuevo» es imposible que venga de viejos paradigmas y prácticas. Preguntas incómodas nos llevan a plantearnos qué rol deben tener los organismos multilaterales como la OMS, la ONU, en una reingeniería de la cooperación internacional para la desmercantilización de la salud y la vida.  Preguntas y verdades incómodas, para la construcción de soberanía y emancipación. Son las palabras claves.

Publicado en: Tiempo Argentino

 
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